sábado, 22 de mayo de 2010

Fragmentos de libros: El viaje al poder de la mente


Estos son algunos de los fragmentos que más me han llamado la atención del libro del divulgador científico catalán Eduard Punset, El viaje al poder de la mente:


"El principio de incertidumbre preside ahora la vida del Universo, de la misma manera que la certeza de la existencia de los dioses, el cielo y los infiernos presidía la de nuestros antepasados. (...) El principio de incertidumbre de Heisenberg significa que debemos vivir para siempre con probabilidades, no con certidumbres" (2010, p.84).


"Sólo hay dos especies de animales en el mundo en las que el macho tiende a vivir en grupos con sus familiares más cercanos y en los que a veces estos machos salen y hacen expediciones para matar, deliberadamente, a los miembros de otros grupos. Esos dos animales a los que me refiero son los humanos y los chimpancés. (...) Los orígenes de la violencia no son el reflejo de una expresión falaz de algún instinto ancestral, sino que es el resultado del desarrollo cognitivo" (2010, p.239).


"La violencia es el subproducto de la sofisticación cognitiva, en el sentido de que si nos hieren, por ejemplo, tenemos que pensar en el castigo, y el castigo es algo en lo que no pensaría un insecto ni un reptil. (...) Si nos fuésemos más inteligentes que otros animales, seríamos menos violentos" (2010, p.249).


"¿El amor es eterno? Todas las especies tienen un origen común, pero no es posible asimilar racionalmente que el ADN de la mosca de la fruta es casi idéntico al del homínido sin recurrir a la perspectiva geológica del tiempo; sin aceptar, como decía el paleontólogo Stephen Jay Gould, que 'somos la última gota de la última ola del inmenso océano cósmico'. Muy a menudo se baraja una concepción divisionaria del tiempo que otorga un esplendor no merecido a unas décadas de amor cuando, en la perspectiva geológica del tiempo, la diferencia entre unos instantes y un millón de años es menos nítida de lo que aparenta" (2010, p.247).


"En la división sexual del trabajo, la mujer se compromete a cocinar y reunir a los amigos. Siempre tiene que cocinar la comida, no tiene tiempo para otras cosas. El hombre puede salir y hacer lo que le plazca, y una de las cosas que hace es establecer alianzas políticas con hombres de su grupo o de otros grupos vecinos con vistar a atacar a los que considere enemigos. De modo que tiene la libertad de salir y desarrollar todavía más esas coaliciones masculinas tan importantes para el desarrollo de la sociedad humana en general" (2010, p.250).


"Ahora sabemos que una situación de estrés continuado disminuye el volumen del hipocampo -y por tanto nuestra memoria- en un porcentaje determinado. Es más, la salud mental y hasta la cardiovascular resulta ser subproducto de algo tan alejado de la constitución genética como es el lugar ocupado en la jerarquía social. (...) 'El tabaco, la radiación, las dietas. Todos nuestros hábitos ayudan a modificar la genética. La epigenética da sentido a ese abecedario de letras que es el ser humano -explica Manel Esteller-, le otorga una gramática, una ortografía'" (2010, p.316-317).


"¿Son conscientes mis lectores de que la era de los depredadores desembocó en la primera gran extinción de los organismos vivos? Simultáneamente se puso en marcha el viaje evolutivo en el que todavía estamos, con el objetivo de acabar viviendo del aire y no de los demás. Lo empezaron las cianobacterias" (2010, p.295). "Las tecnologías necesarias para lograr la fotosíntesis artificial abrirán, paralelamente, el acceso a energías limpias e inacabables" (2010, p.303).


"Imagina una palmera creciendo plácidamente a la orilla de una fuente, y un león descansando oculto detrás de la palmera, todos sus músculos tensos, sangre inyectada en los ojos, preparado para golpear y despedazar a antílope. Para entender completamente el secreto más profundo de esta imagen con dos manifestaciones de la vida tan drásticamente diferentes, la palmera y el león, es esencial comprender la teoría de la endosimbiosis. La vida de la palmera es tan calmada y placentera porque es una simbiosis, contiene una legión de pequeños trabajadores, esclavos verdes, los plástidos, que trabajan para ella y la nutren. El león tiene que alimentarse por sí mismo. Imagina que cada célula del cuerpo del león estuviera llena de plástidos. Sin duda se echaría al lado de la palmera plácidamente, sintiéndose lleno con poco más que algo de agua y unas pocas sales nutrientes. No sé de otro acontecimiento que pueda revelar con mayor exactitud nuestra condición de recién llegados al Universo" (2010, p.301).
Foto: Ejemplar de Elysia chlorotica, una especie de animal marino capaz de hacer la fotosíntesis como las plantas.




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