martes, 15 de junio de 2010

Artículos de prensa: En terreno afgano, un pozo de minerales


Este es un artículo que aparecía hoy en la edición internacional del New York Times sobre los inmensos depósitos minerales que los Estados Unidos han descubierto en el subsuelo de Afganistán, quien sabe si motivo en el futuro de nuevos enfrentamientos para la ya tan castigada población del país asiático. Lo firma el periodista James Risen.


Los Estados Unidos han descubierto cerca de un billón de dólares en depósitos de minerales por explotar en Afganistán, que van mucho más allá de cualquier reserva conocida hasta el momento y suficientes para alterar sustancialmente la economía afgana y quizás la propia guerra, según han dicho funcionarios del gobierno norteamericano.

Los depósitos hasta ahora desconocidos –que incluyen enormes vetas de hierro, cobre, cobalto, oro y metales industriales críticos como el litio- son tan grandes e incluyen tantos tipos de minerales esenciales para la industria moderna que Afganistán podría eventualmente transformarse en uno de los centros mineros más importantes del mundo, dijeron funcionarios de los Estados Unidos.

Un memorándum interno del Pentágono, por ejemplo, afirma que Afganistán podría convertirse en “la Arabia Saudita del litio”, una materia prima clave para la fabricación de las baterías de los ordenadores portátiles y los teléfonos móviles.

La magnitud de la riqueza mineral de Afganistán fue descubierta por un pequeño equipo de trabajadores del Pentágono y geólogos norteamericanos. El gobierno afgano y el presidente Hamid Karzai fueron informados recientemente, según informaron funcionarios de los Estados Unidos, y el portavoz de Karzai confirmó el lunes los cálculos publicados sobre el valor potencial de los minerales.

Aunque puede costar muchos años el desarrollo de una industria significativa, el potencial es tan grande que funcionarios y ejecutivos del sector creen que el descubrimiento podría atraer importantes inversiones, incluso antes de que las minas sean rentables, facilitando la posibilidad de puestos de trabajo que podrían distraer de generaciones de guerra.

“Aquí hay un potencial sensacional”, dijo en una entrevista el sábado el General David H. Petraeus, comandante del Mando Central de los Estados Unidos. “Hay un montón de condicionantes, por supuesto, pero creo que potencialmente es enormemente significativo”.

El valor de los nuevos depósitos minerales descubiertos empequeñece el tamaño de la economía actual de Afganistán, que se basa ampliamente en la producción de opio y el tráfico de narcóticos, así como en las ayudas de los Estados Unidos y otros países industrializados. El producto nacional bruto de Afganistán es solamente de 12.000 millones de dólares.

“Esto se va a convertir en la espina dorsal de la economía de Afganistán”, dice Jalil Jumriany, asesor del ministro de minas afgano.

Funcionarios norteamericanos y afganos han acordado discutir los descubrimientos minerales en un momento difícil de la guerra en Afganistán. La ofensiva liderada por los Estados Unidos en Marja, en el sur de Afganistán ha conseguido solamente pequeños logros. Entretanto, las acusaciones de corrupción y favoritismos continúan acosando el gobierno de Karzai, y el mismo Karzai parece resentido con la Casa Blanca.

Por lo tanto, la administración Obama está hambrienta de noticias positivas procedentes de Afganistán. No obstante, los funcionarios norteamericanos reconocen también que los descubrimientos minerales tendrán casi con toda seguridad un doble impacto.

En lugar de traer paz, la riqueza mineral recientemente hallada podría conducir a los talibán a combatir aún con más dureza para recuperar el control del país.

La corrupción, que ya es endémica en el gobierno de Karzai, podría verse amplificada con esta nueva riqueza, particularmente entre un puñado de oligarcas bien conectados, algunos de los cuales mantienen lazos personales con el presidente, y podrían obtener el control de los recursos. Justo el año pasado, el ministro de minas de Afganistán fue acusado por funcionarios norteamericanos de aceptar un soborno de 30 millones de dólares a cambio de conceder a China los derechos de explotación de sus minas de cobre. El ministro fue reemplazado.

Luchas sin fin podrían surgir entre el gobierno central de Kabul y los líderes provinciales y tribales de los distritos minerales. Afganistán tiene una ley de minas nacional, escrita con la ayuda de los asesores del Banco Mundial, pero nunca ha tenido que afrontar un desafío serio.

“Nadie ha probado esa ley, nadie sabe como resistirá en una lucha entre el gobierno central y las provincias”, dice Paul A. Brinkeley, subsecretario de defensa y líder del equipo del Pentágono que ha descubierto los depósitos.

Al mismo tiempo, funcionarios norteamericanos temen que China intente dominar el desarrollo de la riqueza mineral de Afganistán, lo que podría molestar a los Estados Unidos, dada la gran inversión que han hecho en la región. Después de ganar la puja por la mina de cobre de Aynak, en la provincia de Logar, China claramente quiere más, apuntan funcionarios norteamericanos.

Otra complicación es que, dado que Afganistán nunca ha desarrollado una industria pesada, tiene muy poca o ninguna historia en protección medioambiental.

“La gran cuestión es, ¿puede todo esto desarrollarse de una manera responsable, que sea medioambientalmente y socialmente responsable?”, dice el señor Brinkley. “Nadie sabe como va a funcionar todo esto”.

Sin virtualmente ninguna industria minera o infraestructura construida hoy día, Afganistán tardará décadas en poder explotar plenamente sus recursos minerales.

Los depósitos minerales están diseminados a lo largo del país, incluyendo las regiones del sur y del este en la frontera con Pakistán que han vivido algunos de los combates más intensos en la guerra liderada por los Estados Unidos contra la insurgencia de los talibanes.

Las fuerzas del Pentágono ya han empezado a intentar ayudar a los afganos a establecer un sistema de desarrollo de la industria mineral. Compañías de contabilidad internacionales que tienen experiencia en contratos mineros han sido contratadas para asesorar al ministerio de minas afgano, y se está preparando un informe técnico enfocado a compañías mineras internacionales u otros inversores extranjeros potenciales. El Pentágono está ayudando a funcionarios afganos a preparar concursos para los derechos mineros de cara al otoño que viene, según explican funcionarios.

“El ministerio de minas no está preparado para encargarse de esto”, dice el señor Brinkley. “Estamos intentando ayudarles para que lo estén”.

Como mucha de la historia reciente del país, el relato del descubrimiento de la riqueza mineral de Afganistán está relacionado con las oportunidades perdidas y las distracciones de la guerra.

En 2004, geólogos norteamericanos, enviados a Afganistán como parte del amplio esfuerzo de reconstrucción, encontraron unas intrigantes series de mapas y datos en la biblioteca de la Afghan Geological Survey en Kabul que insinuaban la presencia del mayor depósito de minerales del país. Enseguida descubrieron que la información la habían recolectado expertos en minas soviéticos durante la ocupación soviética de Afganistán en la década de 1980, pero que fue abandonada cuando las URSS salió del país en 1989.

Durante el caos de los años 90, cuando Afganistán estuvo embarrizada en una guerra civil y después fue gobernada por los talibán, un pequeño grupo de geólogos afganos protegieron los mapas guardándolos en sus casas y después los devolvieron a la biblioteca del Geological Survey, hasta después de la invasión norteamericana y la expulsión de los talibán en 2001.

“Había mapas, pero el desarrollo no tuvo lugar, porque hemos tenido 30 o 35 años de guerra”, explica Ahmad Hujabre, un ingeniero afgano que trabajó en el ministerio de minas en loas años 70.

Armados con los antiguos mapas rusos, la U.S. Geological Survey empezó una serie de inspecciones aéreas de los recursos minerales de Afganistán en 2006, usando equipos avanzados de medición de la gravedad y el magnetismo, adheridos a un viejo avión de la marina estadounidense P-3, que voló por encima del 70% del país.

La información de estos vuelos fue tan prometedora que en 2007, los geólogos volvieron para hacer un estudio todavía más sofisticado, utilizando un viejo bombardero británico equipado con instrumentos que ofrecían un perfil tridimensional de los depósitos minerales de debajo de la superficie terrestre. El estudio fue la investigación geológica más completa de la historia de Afganistán.

El equipo de geólogos norteamericanos que estudió minuciosamente esta información dijo que los resultados eran asombrosos.

Pero los resultados se quedaron en un cajón durante dos años más, ignorados por los funcionarios tanto estadounidenses como del gobierno afgano. En 2009, un equipo de fuerzas del Pentágono que había creado programas de desarrollo y negocios en Irak fue trasladado a Afganistán y encontró la información. Hasta entonces, nadie excepto los geólogos se había molestado en consultar los datos – y nadie había intentado interpretar la información técnica para calcular el potencial económico de los depósitos minerales.

Enseguida este personal del Pentágono trajo equipos de expertos en minas norteamericanos para validar la investigación e informó al secretario de defensa Robert M. Gates y al presidente Karzai.

Hasta ahora, los depósitos minerales más grandes que se han descubierto son de hierro y cobre, y las cantidades son suficientemente importantes como para convertir a Afganistán en el primer productor del mundo de estos dos productos, según funcionarios de los Estados Unidos. Otros hallazgos incluyen grandes depósitos de niobio, un metal blando utilizado en la producción de acero superconductor, elementos excepcionales de la tierra y depósitos de oro en zonas pashtunes del sur de Afganistán.

Funcionarios del Pentágono dicen que los análisis iniciales en una zona de la provincia de Ghazni mostraron un potencial de depósitos de litio comparable a los de Bolivia, que actualmente dispone de las reservas más grandes del mundo hasta ahora conocidas.

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